El
público
La danza es accesible a todo el mundo porque su lenguaje es universal. No se necesita entender palabras o textos. Lo más importante es dejarse llevar por sus emociones, incluso inventar su propia historia. Así a veces se pueden descubrir cosas que el coreógrafo no había imaginado. Entrar en un teatro siempre tiene algo mágico, sea cual sea su edad. Entonces, para mantener esa magia cuando se abre el telón, es importante que los espectadores guarden silencio, apaguen sus teléfonos y se abstengan de comer o beber... Es un momento aparte, único, que llevamos con nosotros mismos.
Un viaje que compartimos una vez la función terminada con nuestros vecinos de butaca, nuestros amigos, nuestros padres...